En una sociedad donde el relativismo tiene carta blanca y total señorío, hablar de la existencia del mal resulta casi escandaloso, pero la vida de cada día nos muestra de forma experiencial que no todo vale, que hay acciones con consecuencias que se arrastran y condicionan y que hay una raíz “oculta” en este campo de la que incluso en muchos ambientes de Iglesia se evita hablar. Todo ello será abordado a lo largo de este año en nuestros encuentros.