El mal, la incoherencia del hombre, la fractura interior de la cual es víctima, no son solamente consecuencias del pecado original, sino también efecto de la acción devastadora y oscura de Satanás (San Juan Pablo II) Se sale del marco de la enseñanza bíblica y eclesiástica todo aquel que rehúsa reconocerla, como inexistente; o bien la explica como una pseudo-realidad, como una personificación conceptual y fantástica de las causas desconocidas de nuestras desgracias. El demonio es el enemigo número uno, es el tentador por excelencia. (San Pablo VI)

La mañana del encuentro estuvo guiada por la exposición del P. Eduardo Toraño, quien fue desarrollando la doctrina de la Iglesia al respecto; no faltaron las preguntas que abrieron y sostuvieron el debate, prolongadas durante la comida. Por la tarde, el testimonio de Ana I. Hernández Higueras nos evidenció hasta qué punto esa acción devastadora y oscura es capaz de perturbar la propia vida y la de los nuestros. La adoración, guiada por el P. Eduardo, nos ayudó a abrir de par en par las puertas de nuestro corazón al Dios que sana, libera y da vida en abundancia.